Las primeras referencias de un dulce parecido se remontan a los romanos, quienes cocinaban el llamado Tyropatinam, preparado con huevos, leche y miel. Más tarde, en la Edad Media, existía el flado, que también tenía versiones saladas, que acabaría derivando en el flan tal y como lo conocemos hoy día. Es uno de los postres más populares de la cocina española, desde donde se exportó a América. En Francia se preparara el creme renversee au caramel, que explica perfectamente su concepto: crema que se invierte (se desmolda y se sirve al revés) y se acompaña de caramelo.