En el mosaico se representa el rostro de una figura femenina con velo dentro de un cuadro negro en disposición romboidal que debía de formar parte de una composición más grande que debía de desarrollar el tema de las cuatro estaciones con figuras en las esquinas. La cabeza envelada sugiere la iconografía del invierno, si bien no lleva la típica rama seca o de olivo, sino un cetro en el hombro izquierdo de difícil atribución ya que es propio de varias divinidades. El tipo de figura femenina y los accesorios, el tratamiento del volumen con las sombras, así como la disposición de las teselas que siguen la dirección del marco y no de la figura, caracterizan la obra como un tipo propio de los talleres locales de época severiana.