Hasta antes de 1740, cuando una familia noble ofrecía un banquete, los sirvientes del palacio transformaban con gran velocidad un espacio de la casa señorial. Fue común que en las cocinas que así lo permitían o en el salón del estrado (espacio doméstico donde frecuentemente se realizaban los convivios sociales) se dispusieran las mesas efímeras donde se ubicaría a los comensales y que se revestían con las más suntuosas piezas de servicio realizadas en plata.