En finas urnas cilíndricas como ésta, tapadas con cuencos, las sociedades del Cauca Medio de los primeros siglos de nuestra era depositaron las cenizas de sus muertos. Con frecuencia estas urnas cilíndricas y otras más globulares presentan volutas que evocan las formas orgánicas de algunas calabazas, formas también comunes en los poporos o recipientes para cal que identifican la magnífica orfebrería de este periodo. Es interesante que junto a las urnas inspiradas en estos frutos existen otras que representan figuras femeninas con vientres prominentes y acurrucadas como dando a luz, que sugieren un simbolismo de urnas-útero y por consiguiente una concepción circular o cíclica sobre la vida y la muerte. Esta concepción cíclica está implícita también en la práctica de incinerar el cadáver entre muchas culturas del mundo: quemar el cuerpo hasta tornarlo cenizas constituye una forma de retornar el muerto al origen, a un estado inicial de embrión o semilla, para que pueda nacer, o germinar, de nuevo. La presencia de formas de calabazas al lado de las de mujeres acurrucadas podría significar alguna identidad simbólica entre ambas representaciones. MAU
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