Meléndrez enfoca la parte alta de los edificios, donde no se observa la calle ni el transitar de la gente, como si estuvieran observados desde la ventana de una habitación elevada de la acera opuesta, que pone ante la vista las habitaciones, techos y azoteas de los vecinos. Estos fragmentos de paisajes presentan un ambiente de silencio y soledad. En sus telas usa una paleta abundante en azules, que aplica con pincelada suave en amplias zonas.