Una fotografía de Rosa Rolanda la capturó pintando el óleo La niña de la muñeca en su casa de Tizapán, sentada frente a su caballete y rodeada de la gran colección de esculturas prehispánicas que ella y su esposo reunían con avidez, junto con ejemplos de arte popular. Rolanda había nacido en California, de padre con ascendencia escocesa y madre mexicana pero, como comprueba la fotografía, en su país de adopción asumió por completo los ideales de la mexicanidad. La niña de la muñeca muestra a una pequeña sentada sobre un equipal. Lleva un vestido rosa pálido con un moño que le hace juego, y no sonríe, sino que mira con solemnidad mientras sujeta una muñeca vestida de tehuana. A sus pies hay otro juguete ?quizá de la propia colección de la pintora?-, una escultura de barro o yeso de un hombre a caballo tocando una guitarra. En esta obra, Rolanda sigue muy de cerca el estilo y la temática de Diego Rivera en cuadros como Modesta (1937, colección Jacques y Natasha Gelman), donde niños pequeños, casi siempre indígenas, con ojos almendrados y cuerpos redondeados ?y muchas veces acompañados por juguetes? se presentan como la más pura encarnación de la cultura mexica. Aunque la sinceridad de Rivera es irrefutable, sus imágenes fueron a la vez muy populares entre los coleccionistas de Estados Unidos. Sin embargo, a diferencia de Rivera, Rolanda no parece haberse considerado una artista, ya que afirmó: ?Pinto por placer, no expongo en galerías. Las personas que ven mis pinturas en mi casa y a las que les gustan, me las compran directamente.? No obstante, coleccionistas distinguidos como Stanley Marcus y Fred Davis sí adquirieron obra suya. Este cuadro es también un tributo a Frida Kahlo, quien fuera buena amiga de Rolanda, ya que las cejas de la muñeca vestida de tehuana refieren a la icónica forma de las de Kahlo. Este ?retrato? lleno de humor es especialmente ingenioso porque Kahlo también tenía una enorme colección de muñecas, y el cuadro resulta interesante en tanto anuncia el ?culto? que ha llevado a la proliferación de su imagen en tazas, camisetas, carteles y, por supuesto, en muñecas. Vid. Terri Geis, Arte moderno de México. Colección Andrés Blaisten, México, Universidad Nacional Autonóma de México, 2005.