El nombre es una evocación al mundo helenístico y a su gusto por el equilibrio de la forma y la belleza del cuerpo. Ambas piezas remiten a temas sobre la anatomía femenina y a los míticos personajes de las diosas de la belleza griega. En Grecia A es la mujer el centro de la mirada, convertida en una Afrodita o diosa del amor, que yace tranquila en su desnudez en un paraje solitario.