Este tesoro se compone de seis coronas, cuatro cruces y dos chapas de revestimiento de brazos de una gran cruz, de oro algo rojizo por su aleación con cobre. La corona de Recesvinto es la de mayor complejidad por su estructura y decoración, que queda enmarcada por engastes para cabujón. Del borde inferior cuelgan las letras que conforman la leyenda: + [r]eccesvinthvs rex offeret.
Constituye el conjunto más emblemático de la orfebrería de época visigoda. Hipotéticamente fue ocultado en unos hoyos, ante el peligro de saqueo y la inseguridad por la invasión islámica. Descubierto casualmente en 1858 junto a la Fuente de Guarrazar por vecinos de Guadamur, el Tesoro estaba compuesto por numerosos objetos de oro y plata, regalos o donaciones piadosas de reyes y otros altos cargos civiles y religiosos, a una gran iglesia o monasterio de Toledo; con ellos realzaban el brillo de los edificios eclesiásticos en la capital de su reino, adornando con las coronas sus altares o los intercolumnios de las naves.
Tras diversos avatares en la larga y poco afortunada historia de las joyas de Guarrazar, finalmene es posible contemplar su conjunto más importante en el Museo Arqueológico Nacional. Otra parte del Tesoro se conserva en el Museo de la Armería del Palacio Real de Madrid y una tercera en el Museo de Cluny, en París.