Probablemente fue a principios del siglo XIX cuando Bernardí Llopis encargó a Joan Matabosch un buen instrumento, sencillo pero digno de su categoría. El maestro Matabosch construyó una guitarra con la caja de madera de ciprés, el brazo de pino y la tapa armónica de abeto, materiales de gran calidad sonora pero no muy nobles y entre el puente y la boca encoló una marquetería de diversas maderas como la jacarandá, el nogal y el ciprés con las iniciales del comprador: B. Ll.
Aunque la factura de la guitarra pueda parecer tosca y poco cuidada, tiene la resonancia de un gran instrumento. Su timbre explica que de la mano de grandes intérpretes, en el siglo XIX la guitarra pasara de las tabernas a los salones reales.
Joan Matabosch, considerado uno de los mejores constructores de guitarras de Barcelona y conocido con el sobrenombre de “el Catalán”, se formó en Barcelona con Francisco España. Algunos de los más grandes guitarristas del siglo XIX, como Ferran Sor, tocaron con los instrumentos de Joan Matabosch. Actualmente sólo se conocen tres guitarras, un violín y un violoncelo de este maestro.