Durante los dos últimos años de su vida, entre 1984 y 1985, Pablo Serrano trabajará en la serie Divertimentos con Picasso, el cubismo y la guitarra reinterpretando obras cubistas de Picasso, aunque ya en años anteriores había realizado algunas obras de temática picassiana. En esta obra representa una guitarra geometrizada que adopta una apariencia femenina recostada sobre un soporte prismático. En esta última serie, pese a mantener cierta relación con planteamientos anteriores en torno al tema de la destrucción y la reconstrucción, Serrano creará esculturas distanciadas en forma y contenido de series anteriores, con superficies lisas, realizadas en materiales diversos (bronce, mármol, escayola, porcelana, acero corten) centrándose especialmente en aquellas en las que aparecen guitarras como esta pieza. En palabras del escultor aragonés: "El cubismo es una parte de razón y otra parte de emoción. Destruye para construir. Destruye una realidad para construir otra. Por eso el cubismo es una respuesta artística válida para el tiempo de búsquedas y desasosiegos en que vivimos”.
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