En origen, se trataba de una figura de cuerpo entero, tallada con modelo vivo. Pero Gargallo tuvo dificultades con el material, de modo que sacó un vaciado en escayola de dicha figura, retocando detalles y transformándolo en torso, y conservó la piedra íntegra.
De aquel modelo en escayola, Gargallo realizó cuatro ejemplares en terracota, repertoriados, y posteriormente cinco ejemplares en bronce, repertoriados (salvo el quinto, numerado V/VII), que presentan un soporte prolongado.
Existe también edición, de 7 ejemplares numerados (sin terminar) y 3 pruebas de artista numeradas (sin terminar), de otra versión sin soporte prolongado.
Años después, el propio Gargallo decidió transformar en torso la figura en piedra que conservaba completa, para lo que suprimió partes de la cabeza, los brazos y las piernas, quedando la escultura en estado similar a los ejemplares en terracota o bronce.
Gracias a la data observable en la base del ejemplar en bronce que pertenece al Museu Nacional d¿Art de Catalunya, de Barcelona, hemos podido precisar la fecha exacta de esta obra, que se había venido considerando de 1924.
Quizá se trate del más bello y asombrosamente perfecto, en su abstracción y sintetismo, de los desnudos realizados por Gargallo, tanto masculinos como femeninos. Su interés y predilección por este trabajo, cuya moderna concepción clasicista reafirma el carácter tan personal y nuevo como absolutamente clásico del resultado, quedan perfectamente de manifiesto en las sucesivas intervenciones y modificaciones a que lo sometió, buscando sin descanso, como siempre, la inefable y compleja belleza de la difícil sencillez.
Aunque sí algunos de los ejemplares en terracota o bronce, esta pieza única, distinta de aquéllos, no había sido expuesta en ninguna ocasión hasta su llegada al Museo Pablo Gargallo.