La ceremonia de apertura de la Puerta Santa en la Catedral no tiene unos origenes claros. Probablemente tomó como modelo la realizada desde el siglo XVI en la Puerta Santa de Roma, en que el año jubilar se iniciaba con la apertura de la Puerta y finalizaba con su cierre. La ceremonia del martillo, simbolizando el esfuerzo que el fiel debe realizar para traspasar la puerta del Cielo, parece que se instauraría en el mismo momento.
Llama la atención, en Santiago, la ausencia de referencias a estos martillos de uso ceremonial y sin darle demasiada importancia a la pieza hasta fecha relativamente reciente, quizás en relación con el redescubrimiento de los restos de Santiago y el nuevo impulso que, con ello, toman las peregrinaciones a Compostela. Es probable que a ese mismo momento corresponda la tradición de encargar un martillo diferente para cada Año Santo y que este permanezca, finalizado el acto, en poder del Maestro de Ceremonias.