Arpa

Mantener las cuerdas en contacto directo con los dedos y la caja armónica con el cuerpo y el corazón del intérprete, convierten el arpa en un instrumento ideal para la expresión de los sentimientos más íntimos. Estas características lo convirtieron en un instrumento muy valorado por el Romanticismo, tanto a nivel profesional como doméstico.
La introducción de pedales en la construcción de arpas, como respuesta a las nuevas exigencias tonales de la música, data de la segunda mitad del siglo XVIII. Los pedales permitieron modificar las alturas de las notas de las cuerdas sin la intervención de las manos. Esta innovación igualó las posibilidades polifónicas y tonales del arpa con las de los instrumentos de teclado.
En 1810 la empresa familiar Erard Frères, fundada en 1768 en París, patentó un nuevo modelo de arpa de siete pedales, en el cual incorporó un mecanismo de discos con horquillas giratorias, que se mantiene en las arpas actuales. El arpa que se conserva en la sala de música de Can Llopis, actual Museo Romántico de Sitges, responde a este modelo de arpa de siete pedales.