En 1871 el fabricante de máquinas de coser James Starley, patentó el biciclo de rueda alta, una mejora realizada a partir del velocípedo Michaux, conocido popularmente como michaulina que había llegado a Inglaterra de la mano de los visitantes de la Exposición Universal de París de 1867.
A diferencia de los velocípedos anteriores como el celerífero, la draisiana y la michaulina, se basaba en el principio de qué la resistencia a la propulsión disminuye al aumentar el diámetro de la rueda motriz. El nuevo modelo con la rueda delantera mucho mayor que la posterior, manillar, sillín, pedales, freno y cubiertas de goma maciza se considera el precedente de la bicicleta.
Éste procede de la colección del industrial Francisco Pérez de Olaguer-Feliu, propietario de la empresa Construcciones Mecánicas Rex, S.A. de Barcelona, dedicada a la fabricación de motores. En 1954 lo presentó en su estand de la Feria Internacional de Muestras de Barcelona para mostrar la evolución del velocípedo, al lado del producto más emblemático de su empresa: el ciclomotor Rex.
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