Mohedano organiza esta escena utilizando un riguroso esquema geométrico de composición piramidal, en cuya base se disponen de rodillas y a ambos lados San Joaquín y Santa Ana mientras que en el vértice se sitúa la Virgen María, que sostiene al Niño Jesús en su regazo. En la parte superior surge un rompimiento de Gloria donde, entre las cabezas de querubines que presentan el característico estilo de Mohedano, aparece la paloma del Espíritu Santo. Los rasgos pictóricos del artista se manifiestan en la precisión del dibujo, con los perfiles perfectamente marcados así como por la solidez de los volúmenes que derivan en el estatismo de las figuras.
Puede situarse esta obra en sus años de actividad sevillana, en torno a 1605, y relacionarse con la Anunciación de la Iglesia de la Universidad, advirtiéndose que en ambas pinturas el rostro es prácticamente idéntico.