A través de sus performances, vídeos, esculturas e instalaciones, Mona Hatoum aborda temas como el destierro y la separación. Aunque su indagación parte de su experiencia como palestina nacida en Beirut y exiliada en Londres en 1975, sus obras contienen narrativas más generales en torno a la subjetividad y la identidad. La instalación Hogar adopta la forma de una mesa de cocina —centro emocional del hogar— sobre la que se disponen diversos utensilios metálicos iluminados, conectados entre sí mediante cables con corriente eléctrica, cuyo sonido amplifican los altavoces. Una barrera de finos cables de acero horizontales separa al espectador de la corriente potencialmente letal. Esta instalación genera un espacio de ambivalencia, donde reina la intimidad y también la violencia del deseo frustrado. Según el historiador Tamar Garb: “Lejos de ofrecer un refugio frente al mundo de la presión política o social, ‘hogar’ es el lugar del malestar, un espacio de terror y trampa psíquica del que no hay salida”.