Pertenecen a la especie Bos primigenius, uro, y proceden del yacimiento de Arriaga, excavado en una terraza fluvial del río Manzanares, cerca de su confluencia con el río Jarama, en Madrid. Tienen una longitud máxima de unos 80 centímetros, desde el pitón hasta el arranque, y conservan parte de la testuz. Esta especie estaba adaptada a climas suaves y húmedos, habitando ambientes de pradera. Los machos podían presentar una longitud de asta de más de un metro, alcanzar hasta dos metros de alzada en cruz y superar las dos toneladas de peso. En las fases templadas del Pleistoceno medio los valles de estos ríos concentraron una gran variedad de mamíferos (elefantes, caballos, hipopótamos, rinocerontes, uros) atraídos por la abundancia de vegetación y agua. Los homininos recorrieron estos mismos paisajes en busca de recursos y consumieron la carne de esta megafauna. El tipo de actividades asociadas a este comportamiento de despedazado, desmembrado y consumo de animales en ambientes de ribera, dejó abundantes herramientas líticas junto a restos de faunas, originando una de las mayores concentraciones de yacimientos paleolíticos de Europa.