(Vid. lo señalado para Caballo, I, a y Caballo, III, a).
Cuando los adquiere el Ayuntamiento de Zaragoza, tanto este boceto como el anterior y el siguiente presentaban un precario estado de conservación y habían sufrido importantes pérdidas, concretamente la mayor parte de las extremidades, pero todos ellos conservaban, sin embargo, el riguroso, certero y delicado tratamiento anatómico, la depuración formal y expresiva, la extraordinaria y eficaz materialización del dinamismo contenido y, en suma, el inconfundible y personalísimo regusto mediterráneo y sutilmente arcaizante del clasicismo practicado por Gargallo, características que comparten con los también excepcionales caballos de Saludo olímpico y, lógicamente, con Caballito, 1927-28, maqueta de uno de ellos.