Primavera de 1587. Llega Cervantes a la entonces capital económica del país como comisario de abastos. "El ajetreo sin pausa, el excitante dinamismo, la opulencia, la indigencia de Sevilla, eran ya sin mayores aditamentos un fastuoso espectáculo, una aventura inagotable." Cambiará con frecuencia de domicilio, a menudo por barrios bravos y pendencieros propios de Rincón, Cortado, el extremeño, la española inglesa, Cipión, Berganza y compañía.