Las intervenciones arqueológicas realizadas por José María Blázquez en las décadas de los años 70, 80 y 90 y por Bautista Ceprián en 2009 en la zona central de la ciudad permitieron documentar la existencia de unas termas de época Alto Imperial.
Las excavaciones realizadas muestran principalmente el hypocaustum de las salas templadas y calientes, así como un pasillo subterráneo que da acceso a los hornos.
Actualmente la superficie conocida de estas termas es de aproximadamente 600 metros cuadrados, pudiendo observarse varias piscinas, letrinas y conducciones de agua.
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