Instalación en la que se coloca un tapiz de fieltro con texto recortado a corta distancia de la pared y se ilumina con un foco, proyectando su sombra en la pared de detrás. El foco enfatiza la materialidad del tejido, al tiempo que hace que el texto sea ilegible: las palabras –un texto escrito por la propia artista sobre su proceso creativo– solo pueden descifrarse mirando su sombra proyectada. Definido por la presencia o ausencia de luz, el tapiz sirve tanto como pantalla como proyector, con la luz fusionando los dos niveles de la imagen.