Exvoto ibérico de caliza

Exvoto ibero que representa una fémina sentada en un trono tallada en caliza de color beige. La mujer aparece sentada con las manos sobre su pecho portando una ofrenda y las piernas desplegadas. Llama la atención el expresionismo de sus rasgos faciales que se acentúa por las grandes dimensiones que presentan ojos, orejas y boca. La anatomía, muy estilizada y esquemática, ha sido insinuada con un bajo relieve, empleándose la talla exclusivamente para configurar el volumen de la escultura. El exvoto ha sido trabajado exclusivamente por la cara frontal. La porosidad propia de este material calizo le da un aspecto tosco a la pieza.
A partir del siglo IV a.n.e. se construyen santuarios públicos, en los que se han encontrado exvotos zoomorfos (toros, leones, grifos, esfinges,...,) así como antropomorfos, de clara influencia oriental (la posible representación de la Diosa Deméter, de procedencia púnica). Este tipo de exvotos tenían la función de servir de intermediarios entre el mundo terrenal y el divino. Eran realizados en talleres como fruto de una demanda de una clientela elitista. Los exvotos femeninos de este tipo eran representados de cuerpo entero, sentados en un trono y con las manos dispuestas sobre las rodillas. Las figuras iban vestidas de la forma típica íbera, con una serie de mantos finos superpuestos recogidos con fíbulas y broches, tocados por un velo; además, solían ir ornamentados con un amplio repertorio de joyas, como diademas, pendientes anulares, pulseras, collares con colgantes... Esta pieza procede del Santuario de Torreparedones (Baena-Castro del Río).