Bayāḍ, hijo de un rico mercader de Damasco, y Riyāḍ, esclava favorita del ḥāŷib (secretario del califa), se enamoran uno del otro. El manuscrito «Ḥadīṯ Bayāḍ wa-Riyāḍ» cuenta, en prosa rimada, la historia de amor de estos jóvenes. La hija del ḥāŷib encarceló a Riyāḍ para apartarla de Bayāḍ. El joven sufre mal de amores y, como se muestra en la imagen elegida, yace abatido junto al río. Se desconoce el final de la historia porque faltan las últimas páginas del manuscrito.
El amor es uno de los temas preferidos en la literatura árabe medieval. Ilustrado mediante 14 miniaturas, en las que los jardines y el agua ocupan un lugar destacado. Durante el siglo XIII proliferó la publicación de manuscritos iluminados. La principal industria suministradora del papel necesario para su confección estuvo en la ciudad de Xátiva.
La imagen elegida muestra a Bayāḍ que, pareciendo muerto, de espaldas, con una mano y parte de su turbante metidas en el agua, yace abatido junto al río. Llama la atención el excelente dibujo de una noria en cuyo centro destaca la estrella califal cordobesa; cuenta con 16 “cangilones” o arcaduces para sacar el agua del río. Si bien la historia pudiera evocar otras cuyo origen se centra en los alrededores del río Tigris, por la arquitectura de las torretas y el ambiente andalusí permiten situarla en Sevilla en el periodo almohade.
Traída de Siria por los omeyas, según el escritor andalusí al-Saqundi (Secunda, Córdoba, ¿? –Sevilla, 1231 o 1232) llegaron a contarse cinco mil norias en las orillas del Guadalquivir y, refiriéndose a Granada, dijo que “se distinguía por la peculiaridad de su rio, que reparte por sus casas, baños, molinos y jardines”. El profesor Bosque Maurel, en Geografía urbana de Granada, sostiene que “en Granada la dominación musulmana creó la primera red de abastecimiento de agua potable, durante siglos enteros sin igual en todo el mundo”.
El Generalife, una almunia construida entre los siglos XII y XIV junto al recinto amurallado de la Alhambra, fue lugar de descanso de los sultanes del Reino de Granada. Sus huertas -"Colorada", "Grande", "Fuente Peña" y "Mercería"- contaban con abundante agua para su riego. La conducción del agua hacia la huerta de la Mercería, situada en la zona más elevada de la finca, requirió una derivación de la Acequia Real que se llamó Acequia del Tercio porque su caudal es un tercio del de la primera. Aún así, hubo necesidad de construir una galería perpendicular a ella, subterránea, un pozo muy hondo y una noria que vertía el agua en una gran alberca, el albercón de las Damas, situada en una cota de aproximadamente 18 metros por encima de la d la acequia. Las demás huertas eran irrigadas con los dos tercios restantes del caudal de la Acequia Real que, desde el punto en el que se deriva la Acequia del Tercio, recibe el nombre de la Acequia de los Dos Tercios.
Por extraerse mediante una noria “de sangre”, algunas miradas podían decir que el color de aquel agua podía ser rojo sangre y, otras, embriagadas de amor, lo asemejarían al rojo pasión matizado por la musicalidad de sus cangilones. Sea como fuere, el color de este agua es también Alhambra.