Incensario efigie con el joven dios del maíz de pie sobre una tortuga y dos figuras en bajorrelieve del dios de la lluvia, Chaahk, flanqueándolo. Su procedencia es desconocida, aunque podría proceder del norte de la península de Yucatán, pues se han encontrado incensarios de características semejantes. La figura central es un personaje joven modelado en altorrelieve que sigue los cánones estilísticos del centro de México del período Posclásico. Así, el incensario está sin pintar, hueco y algunas de sus partes probablemente realizadas con molde.
El rostro del personaje también presenta rasgos y expresiones del centro de México, como la cabeza, más redondeada que las cabezas aztecas, así como la boca entreabierta recordando a los retratos mexicas de Xipe Tótec, aunque pensamos que en este caso emularía al dios maya del maíz. Esta idea se ve ratificada al observar que en la iconografía general de la pieza confluyen ciertos elementos que invariablemente están asociados con las secuencias narrativas del dios del maíz, como es la tortuga con el rostro del dios anciano o dios N y los dioses de la lluvia, que en este caso flanquean al joven personaje.
Existen varias representaciones clásicas del dios del maíz brotando o surgiendo del caparazón de una tortuga; ésta simbolizaba la tierra y en muchas representaciones se pueden apreciar a los dioses de la lluvia flanqueándola mientras blanden sus hachas pues, como cuenta el mito, fue el dios de la lluvia el que abrió el caparazón de la tortuga para rescatar al maíz apresado en su interior, una hermosa metáfora del papel tan importante que tiene la lluvia en el ciclo anual del maíz. Por otro lado, hay que añadir que dentro de los seres que habitan el interior de la tierra se encuentra un dios anciano que en las representaciones clásicas mostraba su cabeza surgiendo del caparazón de la tortuga, tal y como sucede aquí.
También es importante el aspecto joven que siempre presenta el dios del maíz, pues en sí mismo simboliza el primer maíz. El joven personaje modelado en el incensario muestra el cabello en punta y hacia arriba, pero al estar fracturada y perdida esta parte de la figura sólo podemos sugerir que ese diseño de cabello en punta emularía a las barbas de los elotes. El rostro del dios se muestra sereno, con los ojos cerrados y la boca entreabierta. Es posible que los lóbulos de las orejas que hoy se muestran vacíos estuviesen adornados con orejeras de jadeíta; al personaje le falta el brazo derecho. Cubriendo su pecho y sus hombros lleva un quechquémitl o capelina con diseños de cruces y adornada en el centro con una valva de concha. Los elementos marinos y acuáticos son habituales en las representaciones clásicas del dios porque en uno de los episodios del mito, el dios del maíz lucha y da muerte a un tiburón.
Durante el Clásico, en asociación con este episodio y el ambiente marino en el que se desarrolla, suele representarse al dios con una caracola cortada en sección adornando la parte central de su cinturón. En este incensario es posible que la alusión a ese episodio marino esté en la simbología de las caracolas que adornan el cinturón. La figura del dios en altorrelieve queda asentada sobre el centro del caparazón de la tortuga terrestre, como si emergiese de ella. En Chichén Itzá se encuentra una estructura arquitectónica que reproduce el caparazón de una tortuga abierto por el centro. Los estudiosos de esta ciudad consideran que servía para escenificar el episodio mitológico del nacimiento del dios del maíz.
En los laterales, y diseñados en bajorrelieve, se reconocen dos dioses de la lluvia simétricos y de pie que flanquean con lanzas y protegen al dios del maíz. El dios de la lluvia, Chaahk, es fácilmente reconocible por la ceja flamígera, el cabello recogido en la parte delantera; la nariz alargada y prominente, y el diseño de la boca de perfil que solía tener forma cuadrangular. Chaahk durante el Clásico portaba como atributo principal, un hacha con la que a menudo abría los cerros. Durante el Posclásico es habitual encontrar representaciones del dios también con lanzas, tal y como aparece aquí. Además, el artista de este incensario diseñó un cielo de nubes formado por pequeñas volutas que rodean y enmarcan la escena. Por tanto, lo que el artista pretendió con este diseño modelado en barro, fue recrear uno de los pasajes míticos más importantes del dios del maíz: el momento en el que el joven dios del maíz brota de la tierra simbolizada por la tortuga.