El casco se forma mediante una semiesfera de hierro forjado y pulido. Presenta una decoración por toda su superficie muy abigarrada mediante la técnica de grabado al ácido. Se decora con motivos esquemáticos de inspiración vegetal y ataurique: tallos entrelazados, hojas estilizadas, volutas y macollas se combinan en un patrón simétrico que se desarrolla por toda su extensión y que va rematado por una faja sobredorada damasquinada. Se completa con una punta, a modo de fastigio alancetado y dorado, siguiendo el modelo del conocido como casco de turbante, común en el imperio otomano del siglo XVI. Otro elemento ornamental es el porta-penachos, en la parte izquierda del casquete.
Para finalizar, en la parte frontal, presenta ajustada una pletina para la protección de la nariz, que también se decora profusamente y en diversidad de estilo puesto que es una intervención del siglo XIX. El casco se completa con una defensa de almófar, una cota de malla en hierro muy fina y flexible, que protegía la cabeza y el cuello y posibilitaba gran movilidad.
¡Todo listo!
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