En 1617, precisamente el año en que se estima realizado este cuadro, el papa Paulo V ordena guardar silencio a aquellos que se oponen a la exaltación de la Inmaculada Concepción de María.Su autor, el toledano Fray Juan Sánchez Cotán, había llegado a la Cartuja de Granada en 1603 y hasta su muerte se dedicó a decorar las distintas estancias del monasterio con temas marianos, escenas evangélicas y episodios de la historia de los cartujos.Este óleo sobre lienzo representa a la Virgen como una niña de doce o trece años de larga y dorada cabellera en actitud orante, modelo iconográfico habitual en esta etapa contrarreformista.Todos los elementos que rodean a la Virgen son simbólicos y responden a los títulos de honor glosados en las letanías que proclaman las glorías de María a la vez que hacen referencia a su carácter divino y a su pureza: escogida como el sol, hermosa como la luna, espejo sin mancha, estrella matutina, puerta del cielo, lirio entre espinas,…También los colores utilizados por el pintor responden a una simbología preestablecida, así la túnica es de color jacinto, el color de la pureza, y el manto de un intenso azul celeste, el color de la eternidad.En cuanto a su estilo podemos apreciar algunos rasgos arcaizantes para su época, como el hieratismo y la frontalidad de la figura. No obstante, la calidad de la pintura de Cotán en los pequeños detalles como la pedrería del manto, el bordado vegetal de la túnica o las flores entronca la obra con el naturalismo protobarroco que tan magistralmente plasmara el pintor en sus bodegones.