La madrugada del 10 de mayo de 1943 fue testigo de uno de los más aciagos episodios de la historia de la cultura peruana: la Biblioteca Nacional ardía en llamas. El primero en dar alarma fue Valeriano Grados, guardia en servicio.
Cuando llegaron los bomberos, las llamas habían avanzado. Las diferentes compañías que acudieron, lograron liberar del fuego al Archivo Nacional y a parte de la oficina del director de la biblioteca, pero no al Instituto Histórico ni a la Sociedad Geográfica, instituciones que también funcionaban en el mismo local de la Biblioteca.
¡Todo listo!
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