La escena representa el pasaje bíblico de Jacob con el rebaño de Labán. Las figuras son de pequeño tamaño, realizadas con una pincelada rápida y enmarcadas en un paisaje, que es el gran protagonista. El dinamismo del mismo, sugerido con la pincelada fluida y ligera, que le dan un cariz vibrante y apasionado, son todos ellos rasgos definitorios dela obra de Antolínez. Crea un amplio celaje en el que predominan los tonos grises, verdosos y marrones.
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