Motivado por el potencial de la región y buscando estimular la orfebrería entre la población para, poco a poco, regenerar la abandonada industria de la plata local, Spratling compró una pequeña casa en la calle de Las Delicias. En 1930 invitó al joven orfebre Artemio Navarrete, originario de Iguala, a enseñar el arte de trabajar con la plata a los hombres de Taxco.
En un inicio su producción estuvo enfocada en servicios de mesa —cubiertos, juegos de té, platos, ensaladeras, charolas— y joyería.