"El sombrero de tres picos, la pequeña obra maestra de Pedro Antonio de Alarcón, me pareció excelente para el lucimiento de Fernando Soler. El productor prefirió a Joaquín Pardavé, a quien consideraba más taquillero. El Corregidor, protagonista de la obra era un personaje siniestro, poco afín a la comicidad de Pardavé."