Jarros de cuerpo esférico aplanado decorados con hilos de lacticinio en espiral, con extensión cilíndrica, abiertos hacia la boca y con dos grandes asas con crestas pinzadas. Los pies son abocinados con bases reforzadas. Estos ejemplares son el testimonio de la continuidad durante el siglo XVIII de algunos elementos formativos y decorativos del vidrio catalán a la manera veneciana de los dos siglos anteriores. En aquel momento, a pesar de la popularización de las formas y el característico abandono de la sofisticación renacentista de los vidrios de influencia muranesa, los hornos catalanes mantuvieron activos algunos elementos de aquella tradición, superponiéndolos en objetos de marcado gusto autóctono