A finales de los años 50 del siglo pasado, Marketta y Hans Schilling, un matrimonio alemán, compraron en la cala Montjoi, en Roses, un terreno donde montaron un minigolf, después un chiringuito y finalmente un restaurante. Gracias al interés del doctor Schilling por la gastronomía -viajaba por toda Europa visitando los mejores restaurantes- los sencillos platos de El Bulli fueron evolucionando hacia otros más elaborados. En los años 70, siguiendo la tendencia de la nouvelle cuisine, se incorporaron a la carta platos franceses.