Según establecen los versículos: “la ciudad no necesita ni de sol ni de luna que la alumbren, porque la ilumina la gloria de Dios y su lámpara es el Cordero”. Por lo tanto, a partir de este fragmento final, el Maestro Mateo corona la bóveda con la clave que aguarda la imagen del Agnus Dei, es decir, el cordero de Dios.La tribuna del pórtico permite entender, desde una perspectiva global, el interior de la catedral y su conjunto escultórico. Además, permite visualizar e interpretar cómo habría sido la fachada medieval desaparecida y el entretejido o el encaje con la obra barroca.