Enmarcada en un arco de flores, la obra de Rodriguez Juárez se divide en dos partes: superior e inferior.
La parte superior retrata la imagen de la Virgen entre los ángeles, una augusta matrona con manto flotante de una delicada belleza y fina ejecución que se destaca sobre fondo claro, mientras la parte baja con los Apóstoles tiene una entonación dando un efecto de luminosidad en que unifica la composición por entero. La representación tradicional, por la que la Virgen es elevada a los cielos por los ángeles que la rodean y acompañan.
La Virgen ligeramente curvada, acompañada por los angeles, y los apóstoles componen una obra de gran riqueza cromática, con una ambientación misteriosa, etérea, una obra serena en la que los apóstoles comentan en grupo el suceso y los ángeles reciben en acto de adoración a la Virgen que aparece triunfante, luminosa, ante los apóstoles que observan admirados, está rodeado de colores y de vida.