Es una artista reconocida internacionalmente por sus múltiples intervenciones efímeras de grandes proporciones como El obelisco de pan dulce (Buenos Aires, 1979) o el Panteón de libros (Buenos Aires, 1983). Esta obra hace parte de una serie que realizó desde 1980, siguiendo su reflexión sobre las imágenes greco-romanas como representaciones asociadas a la cultura occidental. Este busto es una apropiación de una escultura clásica; la artista ha fragmentado la imagen del rostro en múltiples secciones dislocadas.
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