Compenetrada en su tarea, la ayudante de cocina vierte la leche de una jarra. La composición irradia una calma tranquila y el único movimiento que se puede apreciar es el flujo de leche que cae hacia el recipiente. Su característica más excepcional es la representación de la luz. Los diminutos puntos que representan reflejos, como en los alimentos que están sobre la mesa, son típicos de la técnica de Vermeer. Esta pintura es un punto culminante en la obra del artista. De las aproximadamente treinta obras que creó, cuatro están en el Rijksmuseum. De las colecciones de J. Dissius (Delft), L. P. de Neufville, H. Muilman, L. van Winter y J. Six (Ámsterdam), entre otros. Comprado con el apoyo de Vereniging Rembrandt a los herederos de J. H. Six van Vromade (1908).