Vestido femenino de piel curtida con decoraciones a base de diseños geométricos realizados con cuentas de vidrio. Los materiales, técnica y motivos decorativos son típicos de principios del período de reservas (1870-1920) entre los lakota. Este tipo de vestidos no eran de uso diario, sino que se utilizaban en ocasiones especiales como determinadas ceremonias, fiestas y desfiles. En ellos es habitual la presencia de una forma semicircular en la parte inferior del pecho que representa una tortuga, la tortuga para los lakota estaba muy relacionada con la curación y protección de las mujeres y, por lo tanto, con el bienestar de la portadora del vestido. En la parte superior también encontramos otros motivos decorativos: triángulos que representan tipis (la vivienda tradicional de las culturas nómadas de las llanuras), así como rombos y estrellas. En las sociedades de las culturas nativas del área de las llanuras existía una marcada división sexual del trabajo, que en muchos aspectos se mantuvo durante el período de reservas, en la que cada género tenía asignadas unas tareas específicas. Las mujeres eran las encargadas de producir la mayoría de la cultura material, especialmente la indumentaria, así como los utensilios domésticos e incluso los tipis. Eran expertas en el tratamiento de las pieles, la materia prima por excelencia, utilizada tanto en la indumentaria como en sus objetos para almacenaje y transporte, así como en sus viviendas. Las decoraciones de estos objetos se realizaban con cuentas de vidrio o púas de puercoespín teñidas. El prestigio de los hombres estaba en función de su habilidad como cazadores y de sus logros en la guerra. De la misma forma, el prestigio de las mujeres se encontraba en su destreza y habilidad en el tratamiento de las pieles y en la realización de bellas decoraciones con cuentas de vidrio o púas de puercoespín.
La mayoría de las colecciones del área cultural de las grandes llanuras que se conservan en los museos tienen a las mujeres como artífices, pero todas ellas son mujeres anónimas. Tras el confinamiento de los nativos norteamericanos en reservas, museos y coleccionistas particulares de Estados Unidos, Canadá y Europa comenzaron a recoger objetos de estas sociedades, ante el temor por la desaparición de su cultura. Pese a que las mujeres eran las productoras de la mayor parte de la cultura material, no se conserva ninguna información acerca de los nombres de las mujeres que realizaron estos objetos, porque las personas que los recogieron no lo consideraron importante. En cambio, para el caso de algunos objetos de manufactura masculina como escudos o pipas, sí se anotaron sus nombres, así como los de los hombres que usaron determinadas prendas, especialmente camisas o tocados. Este vestido perteneció a la esposa del jefe lakota White Buffalo Man, sabemos el nombre de su marido pero no el de ella, ella era la "mujer de". Este desinterés por lo referente a las mujeres iba más allá, no solo no se registraron sus nombres como creadoras de estas piezas, la información que encontramos en las obras de los primeros etnógrafos sobre el papel de las mujeres en su sociedad es escasa y presenta muchas lagunas.
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