En su breve carrera artística de siete años, interrumpida por su prematura muerte en 1962, Yves Klein creó una obra heterogénea y compleja, que anticipó gran parte de la creación de las décadas posteriores, desde el Arte Conceptual a la performance. Rompiendo con el expresionismo, Klein rechazó el pincel, por considerarlo excesivamente psicológico, y empleó rodillos, “más anónimos”. Entre 1958 y 1960 perfeccionó la técnica del “pincel vivo”: utilizaba modelos desnudas que, impregnando sus cuerpos en pintura y bajo la dirección del artista, trazaban marcas y huellas sobre hojas en blanco. La gran Antropometría azul (ANT 105) forma parte de una serie de cuatro monumentales piezas a las que el artista se refería como Batallas, evocando la pintura histórica. Las Antropometrías mantenían la separación que el artista buscaba entre la obra y su propio cuerpo, y permitían recuperar el desnudo sin recurrir a los medios de representación tradicionales. Las formas corpóreas de las figuras son ilegibles y sus movimientos sobre el papel recuerdan a estallidos explosivos, salpicaduras y manchas de pintura, como si el artista quisiera burlarse del expresionismo y la abstracción.