Ilustración de Arturo Redondo sobre el puerto de las Muelas de en Triana, Sevilla, en 1519.
La orilla a lo largo de Triana bulle con una febril actividad de reparaciones y apresto de naves, de faenas de carga y con los preparativos de los barcos y flotas que se despachan a ultramar: no hay puerto que pueda compararse con el de Sevilla, con el llamado puerto de las Muelas de hace varios siglos donde se agolpan las naos.
A la altura de donde está hoy el convento de Los Remedios, enfrente de la torre del Oro, y en la vecindad de donde se alzaba el monasterio de Santa María de la Victoria, al que se encomendó Magallanes, se asiste a la partida de una escuadra de cinco naves al mando de este visionario portugués que iba a cambiar la historia del mundo.