En tiempos del obispo Teodomiro, de Iria Flavia, hacia los años 820-830, se produjo la Inventio, el descubrimiento de los restos de Santiago. Dio comienzo, con ello, el fenómeno jacobeo y las peregrinaciones a Compostela. En el curso de las excavaciones arqueológicas que se realizaron en los años centrales del siglo XX en el subsuelo de la catedral, muy próxima al edículo apostólico, se descubrió la tumba del citado Obispo, cubierta por una lápida de granito con inscripción, que en la actualidad puede verse en el interior de la catedral.