Nueva York
23 de noviembre de 1931
Mamacita linda:
Hasta ayer me llegó una carta de Carito y otra de Mati. Me dicen que estás bien, pero si puedes, escríbeme tú misma para saber exactamente cómo estás.
Yo, hasta ahorita, estoy bien, nada más bastante aburrida y extrañándote mucho.
Todos estos días han sido de latas con la vieja Paine, que quiere ponernos los ojos bizcos con sus amistades de millonarios. Pero Diego y yo nos carcajeamos y no le hacemos caso. Pero, sin embargo, para Diego es una lata después de trabajar todo el día tenerse que vestir de etiqueta diario para cenar con una boda de pensadores…
Todo el mundo nos ha recibido muy bien. Los Rockefeller nos invitaron a comer y a cenar. El hijo del viejo es bastante inteligente y simpático pero, de todos modos, uno no puede entrar en esa clase de sociedad, que para mí personalmente, vale puritito sorbete.
Ayer llegaron los Covarrubias, Miguel y Rosa, que son muy amigos de nosotros…
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