8 de abril de 1932
Mi niña linda, mi Friduchita:
Todo, absolutamente todo, ya lo sabes por mis taquígrafas que tengo y que no me dejan contarte nada. Por eso ves que soy la última para darte noticias. Voy a comenzar a decirte cómo he pasado estos días de angustia para mí. Figúrate que la víspera nos habíamos ido a México en la tarde y me quedé a cenar en la casa de Cristina. Yo sí noté que estaba cansada, pero no le di importancia porque habíamos andado mucho. En la mañana siguiente me tocaron muy temprano por teléfono y era Cristina. Me dijo "Mamá, te voy a mandar a la niña porque yo me voy al sanatorio". Me sentí muy feo, pero no tenía más remedio que aguantarse. Así pasé toda la mañana hasta las tres que llamaron por teléfono para comunicarme el nacimiento del niño. Al mismo tiempo, tocaron el zaguán y recibí tu cartita con los retratos. Me puse a llorar de gusto y a platicarte como si te tuviera yo realmente a ti.
Quiero saber cómo sigues de tu influenza. Aquí en México ha dado con mucha fuerza. Procura ver al doctor y tomar una medicina que te fortalezca. No te dejes y cuídate por bastante tiempo, ¿de acuerdo?
No te preocupes por las contravenciones de tu compadre porque ya se le dio el dinero. Siempre me encarga que los salude de parte de él.
Te mando esas caricaturas para que recuerdes a tu México que…
¿Te interesa Moda?
Recibe actualizaciones con tu boletín personalizado Culture Weekly
¡Todo listo!
Tu primer boletín de Culture Weekly llegará esta semana.