En la instalación Levitas (1998), una figura ausente ha dejado una misteriosa huella: un rastro de informes bolas de vidrio en las que se marcan huellas de pies. Levitas es la primera obra del artista creada en vidrio, un medio que, según señala Pérez, está relacionado con el cuerpo ya que se utiliza la respiración en el soplado de vidrio tradicional. El artista describe la "magia del vidrio" como "un proceso también del interior hacia el exterior, con las limitaciones que tiene". En Levitas, la frágil sustancia de nuestro yo interior está encarnada por las esferas cristalinas. El uso del vidrio en esta obra desencadena un juego metafórico: la forma del pie está atrapada en las bolas de vidrio, que son como cámaras neumáticas transparentes, de manera que, aunque el carácter físico del cuerpo es efímero, la búsqueda de contacto con el exterior se ve constreñida por otra piel externa. Los pies pueden sugerir pasos alados, en referencia a la necesidad del hombre de escapar de sí mismo para ser permeable al mundo, una idea importante para Pérez. Sin embargo, las bolas en las que están introducidos los amarran al suelo para que nunca puedan despegar. En este sentido, Pérez hace referencia al vuelo infructuoso desde nuestro interior al exterior.
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