En noviembre de 2013, con motivo de unas excavaciones arqueológicas y obras de acondicionamiento, se descubría un león en la muralla norte de Cástulo. La escultura, realizada sobre un bloque de piedra arenisca de casi una tonelada de peso, muestra a un león rugiente, echado sobre sus garras entre las que encontramos una figura humana. Permaneció durante siglos guardando una puerta de un monumento integrado en la muralla, al exterior de la ciudad.
Este monumento estuvo situado en el lugar más alto de la muralla de Cástulo. Se había elegido un lugar prominente desde el cual, sería visto a larga distancia por quienes se acercaran a la ciudad.