Dos pajaritas, una frente a otra, muy próximas, realizadas en chapa de hierro recortada y doblada siguiendo la técnica de la papiroflexia, cuyas dobleces quedan reflejadas en el trabajo del metal formulando planos geométricos en sentido cubista. Acín las concibió y destinó a los niños, como aves protectoras de sus juegos y las trasladó a escala mayor para un monumento escultórico, encargo del Ayuntamiento de Huesca, destinado al parque de Miguel Servet de la capital oscense en una zona ideada para uso y disfrute infantil.