Cabeza masculina que apareció junto a otra cabeza femenina en un “santuario gentilicio ibérico”, dedicado a un antepasado mítico o héroe local origen del grupo social. Se conservan otras partes del cuerpo como los pies y las manos, así como restos de su vestimenta.
Estas esculturas, son parte de un grupo escultórico, en el que la figura femenina, identificada con una Niké, coronaría a la masculina, que a su vez sujetaba un caballo por las riendas; reflejando un culto al jefe local indígena al que se heroiza y diviniza. Estilísticamente presentan influencias itálicas. Constituyen un buen ejemplo de la romanización de las elites indígenas, que manteniendo su ideología adoptan una estética importada.
Los "santuarios gentilicios", se ubicaban en la zona más alta de las poblaciones. en este caso el del poblado de Campos de Urnas, luego iberizado, de Azaila (Teruel).