La tela de gran formato Mamífero ofrece un lenguaje abierto a la interpretación del espectador, sin embargo el artista la identifica mediante un título que habla de la impronta de la memoria infantil, construida por recuerdos de una influencia campirana familiarizada con la zoología, que se materializa mediante una pintura espontánea, de manchas y pinceladas sueltas, el collage con trozos de piel de animal, donde la emoción fluye libremente sobre el lienzo.
Garea acude al accidente provocado y manipulado como un recurso con el que su expresión estética va tomando dimensión durante el proceso creativo, hasta alcanzar el resultado deseado. La obra forma parte del primer lote de pinturas adquirido en 1994, y es una de las pocas pinturas abstractas que fueron incluidas en aquel momento dentro de la colección.