A finales del siglo XII, la expansión económica de Castilla precisa de monedas de gran valor. Surge así el maravedí (morabetino) de oro, imitación del dinar almorávide que llegaba en el pago de las parias andalusíes. De hecho, el término maravedí procede de la palabra morabetí (perteneciente a los almorávides), si bien este valor se empezó a emitir posteriormente, en época almohade, entre 1174 y 1217.
Los primeros maravedís se acuñan por Alfonso VIII en Toledo y llevan leyendas en árabe, aunque el mensaje es cristiano: en el anverso, que incluso muestra un cruz y las iniciales latinas del Rey, ALF, se menciona al Papa como Imam de la Iglesia y, en la orla, el versículo en el que se defiende que sólo el que crea en Dios y se bautice será salvado (San Marcos, 16:16). Por su parte, el reverso nombra a “Alfonso, hijo de Sancho” como el “príncipe de los católicos”; en la orla, siguiendo el modelo islámico, se indica la ceca y la fecha de acuñación, aunque según el cómputo de la Era Safar y no el de la Hégira (1249 Era Safar = 1211 d.C.).
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