Este dibujo, realizado tras una minuciosa investigación de los asesinatos de Carlos Enrique Soto Arriví y Arnaldo Daría Rosado Torres ocurridos en el Cerro Maravilla en 1978, son producto de un proceso de dibujo y borramiento basado en fotos del evento nunca antes publicadas. La obra fue expuesta por primera vez junto a otro dibujo del artista titulado Nuestra Señora de Mameyes, sobre el dramático deslizamiento de terreno provocado por las lluvias de 1985 del Barrio Mameyes de Ponce, donde murieron 130 personas. Ambos duelos son parte de una memoria colectiva que nos dibuja. Esta relación entre Mameyes y el Cerro Maravilla nos acecha desde el detalle del dibujo, la cercanía de la violencia de estado a la violencia de la naturaleza, y las nefastas consecuencias para les sobrevivientes.