Los horrores de la guerra sucia no fueron entendidos en su totalidad hasta que el gobierno militar cedió el poder al un gobierno democrático recién elegido, y la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas fue formada para investigar el destino de las víctimas.
En los primeros años frágiles de esta nueva democracia, fueron pasadas dos leyes importantes que concedían la amnistía a los implicados en la tortura y los asesinatos sancionados por el estado.
Las organizaciones como las Madres de la Plaza de Mayo exigían justicia y responsabilidad por las desapariciones de sus hijos, el espacio público se hizo un campo de batalla por los derechos humanos, y el arte un instrumento esencial para la comunicación y el activismo.
Archivo Hasenberg-Quaretti